Las Arañas Zombies de los Pantanos
Imagen: Una Araña-Zombie de los Pantanos, por Jorge Sacristán.
Texto original de Jakeukalane inspirado en la imagen.
Las Arañas Zombie se crearon como consecuencia de las malas acciones de los Reyes del Clebja Aikanáro. Estos reyes humanos luchaban por controlar una zona al oeste del Antiguo Bosque de los Elfos.
En una parte de este anciano bosque hubo una batalla entre esos reyes y cuando acabó ésta, aparecieron unas arañas gigantescas y se quedaron a vivir allí. La presencia de estas arañas hizo que el bosque se fuera muriendo. Los Elfos huyeron de su bosque perseguidos por las Arañas Terribles y se refugiaron en las Cataratas de Uunlyllia durmiendo durante siglos para curarse de las heridas.
Sobre el antiguo bosque surgió un pantano horrible en el que las Arañas vagaban acompañadas de los espíritus de los caídos en la batalla. Al cabo de muchos siglos aparecieron más arañas, y cuantas más arañas había en aquel lugar más kilómetros y kilómetros ocupaba el pantano. Cuando ya había varios cientos de arañas sucedió un acosa extraña: las arañas que caminaban encima de una tumba se convertían en Arañas Zombie.
Las Arañas Zombie tienen una cara humana sustentada entre sus seis patas negras y articuladas. El color de su piel es grisáceo, característica común de todos los Zombies, y predomina por encima del negro, presentan en las partes posteriores de las extremidades.
Su cara está repleta de deformidades, magulladuras y malformaciones aunque también presenta numerosas cicatrices, heridas abiertas e infecciones.
Su sentido de la vista suele ser patético pero comparada con el olfato y gusto, ya que estos dos sentidos están prácticamente atrofiados, es muy buena. Uno de los mejores sentidos del tacto se encuentra en esta repelente raza antroaracnoforme. Por el tacto se guían hasta encontrar a sus presas, que generalmente se encuentran en cementerios y que normalmente son cadáveres. El oído es inexistente, aunque tinen un sistema parecido al de los tiburones, éstos "huelen" una gota de sangre disuelta en agua, las arañas, en cambio, notan la inmovilidad fría de los cadáveres.
Estos seres se dedican a robar a los muertos de sus tumbas o comerse las cenizas, y atacan por cientos pueblos y ciudades.
Cuando después de seis años de conversiones de Arañas Terribles en Arañas Zombie, éstas últimas se decidieron a atacar el Reino de Clebja Aikanáro.
Cuando estos arácnidos atacaron Lesciane, ciudad capital del Clebja Aikanáro, los reyes humanos, que en otro tiempo protagonizaran la disputa, decidieron partir 1 en busca de los elfos.
Cuando despertaron a los elfos de su sueño y les contaron que su preciado bosque había sido convertido en un pantano inmundo y que todas las comarcas de su antigua propiedad y que ahora pertenecían al Reino humano habían sido arrasadas, el Rey elfo marcó a los Reyes Humanos con un tatuaje de centelleante plata líquida y dijo:
—Os dibujo estas marcas imborrables sobre los rostros para que recordéis que cada vez que el odio surja en vuestros corazones y discutáis con vuestros amigos, "es y es" 2 vuestro deber seguir hacia delante, aprender de vuestros errores y estar unidos.
Después de eso los elfos llegaron al extenso reino de Clebja Aikanáro y miraron en derredor. El rey Élfico se adelantó y con una ira fría dirigió a sus congéneres a las tierras del Pantano. Después de una lucha encarnizada contra las Arañas, los humanos y los elfos habían presenciado como las arañas iban cediendo terreno a cambio de incontables vidas humanas y elfas. Pero al final los habían acorralado. El sello sagrado de la especie, lo que producía que se murieran los árboles, las plantas y los animales; estaba allí.
El Rey Eldar se adelantó y levantando su espada en alto, partió limpiamente en dos el símbolo Aracnoiforme. Las energías de otro héroe murieron cuando esto sucedió. El sacrificio del grandioso rey sirvió para que la Tierra de Kalityçe viviera en paz y recuperara una maravilla de la magia y la naturaleza como es Thïcretevs el genial Antiguo Bosque de los elfos.
Pero la especie de las Arañas Zombie de los Pantanos sigue esperando una segunda oportunidad, cualquier fallo humano o elfo al que pueda seguir una batalla, para vengarse...
Los humanos siguen manteniendo su pacto con los elfos, acaecido ya hace doscientos años...
Y los elfos vigilan secretamente a los humanos, pues no se fían de su palabra y hay muchos que piensan que la naturaleza humana siente predilección por la traición...
*1: ¿No habían pasado siglos y siglos? Es cierto, pero los reyes del Clebja Aikanáro no son del todo humanos, también descienden de la poderosa raza Helasian. Esta raza mágica es muy parecida y a la vez muy diferente de los Sartán y los Patryn. También utilizan runas geométricas para hacer su magia, pero en vez de ser bidimensionales, son pentadimensionales, por lo tanto son un mil veces más poderosos al utilizar este tipo de runas. Los humanos de Clebja Aikanáro han heredado parte de la larga vida de sus antecesores, por eso pueden vivir hasta trece milenios. Volver.
*2: "es y es": Expresión élfica utilizada cuando hablan en idioma humano equivalente a: "Por los siglos de los siglos, así sea". Volver.
Criaturas: Arañas Terribles, Arañas Zombi de los Pantanos, Humanos, Patryn, Sartán, Elfos, Helasian.
Espacios Planares: Kaliytye (Kalityçe), Mundos Separados.
Lugares: Antiguo Bosque de los Elfos, Clebja Aikanáro, Cataratas de Uunlyllia, Ciudad de Lesciane.
Idiomas: Élfico del Bosque de los Elfos.
Nota I: Cuento del Rey Elfo del Antiguo Bosque de los Elfos — Leyendas Rotas.
Nota II: Inspirado en la música sin traducir de Luca Turilli, The Ancient Forest of Elves (El Antiguo Bosque de los Elfos) Disco de "King Of The Nordic Twilight". ♪♫♩ 🔊. Letra.
Nota III: El signo aracnoforme está inspirado en los ídolos de Lloth de los libros de "El Elfo Oscuro", de R. A. Salvatore.
Nota IV: Se ha utilizado un traductor de nombres élficos: Traductor Elfo (archive.org).
Texto: Jakeukalane. Colaboración: Marinush.
Imagen: Jorge Sacristán. Imagen en tamaño completo aquí → Las Arañas Zombies de los Pantanos.
©Hyposs Productions. ©Marinush ©Jorge Sacristán
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